Caballos y Ponis Concert Club vuelve a poner el listón muy alto tras regalarnos este sábado otro precioso concierto. Tras la fiesta que montaron Supersuecas en la inauguración de la sala, los extremeños Ombú decidían que era el momento de salir del local de ensayo y enseñar al mundo sus canciones.
La organización de Sole y Jesús fue, una vez más, impecable. Además de un salón abarrotado de gente expectante por ver qué nos cantaban-contaban los chicos de Ombú, el concierto fue retransmitido vía Internet a Barcelona, el vino estaba fresco, los sandwiches habían sido cortados en triángulos como tiene que ser y entre el público asistente una vez más se creó un ambiente sano y entrañable.
Los temas de Ombú, pese a que el grupo está buscándose a sí mismo (algo totalmente comprensible en una banda que acaba de nacer) parece que siguen una línea bastante coherente. A ratos folkies, a ratos permitiéndose guiños a la bossa nova, en ocasiones acelerados y rockabillies, o incluso capaces de crear un ambiente íntimo en temas cercanos al soul o al blues, Ombú sorprendieron gratamente a los asistentes a su acuméstico, al que vinieron cargados con un arsenal compuesto de guitarras, batería, banjo, ukelele, mandolina y armónica. Rui tiene muchos registros, y es capaz de emocionar con su color de voz mientras canta una bossa nova o de captar toda la atención en un blues para el que pidieron bajar las luces. Su carismática timidez engancha. Antonio redondea las canciones con las escalas necesarias, ni más ni menos. Tocar bien es relativamente fácil, tocar bonito como hace el guitarrista de Ombú no lo es tanto. Ulises le da el toque jazzero a la banda y como decimos de Antonio, sus elaborados ritmos de batería tienen lo que necesita el grupo, incluido una especie de solo de free jazz que desconcertó a sus compañeros (momento picuet de la noche). Nacho les ayudó en algún tema e incluso se lanzó al barro cantando en una canción con la que nos dejó lilifor, con un puntazo a lo Pucho de Vetusta Morla.
Buena banda, con un gran potencial y a los que por poner una pega diremos que les falta un bajo (arrimando el ascua a mi sardina), contrabajo, violonchelo o similar.
Gracias a los promotores de Caballos y Ponis por ofrecernos otra noche para recordar y a los chicos de Ombú porque se tomaron su estreno con mucha seriedad y dieron un concierto redondo. A mi me encantó.